Qué hermoso sería el mundo si cada quien pudiera dedicarse a trabajar en lo que elige y ama. Yo tengo ese privilegio, pero aun así, como usted bien dice, no soy libre. Estoy atada a un sistema que no elegí y que no comprendo. Un sistema que convierte mi pasión en mercancía. Ahora, yo me pregunto…, ¿se puede salir de eso? Y si es así, ¿cuál es la alternativa?
(Frag. de uno de los comentarios de Alada a nuestro artículo anterior.)
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El que ha meditado alguna vez, sabe que tan importante como «perseguir» es «dejar ir» y que para buscar la verdad hace falta tanto la pasión como la indiferencia, porque hay senderos que sólo se muestran cuando desistimos de su búsqueda. Lo cual no quiere decir que esta no sea necesaria. Lo es, pero no suficiente. Al final, lo que ansiábamos termina por aparecer cuando andamos ya tras el rastro de otra cosa. Así que quizás sea mejor para el filósofo engañar a la verdad aparentando que no es de ella de quien está enamorado. Y acaso no haya verdad más recelosa que la histórica.
De todos modos, en un encuentro entre amigos lo más importante es siempre el intercambio mismo, y todo lo demás, hasta la propia verdad, es un simple medio para la interacción comunicacional, de manera que si hay un evento humano en el que la verdad no tiene que cohibirse de participar ocasionalmente es en una conversación amistosa…
Sea lo que sea, te expongo mi opinión personal sobre lo que me preguntas.
Creo que para que salgamos realmente del capitalismo tenemos ante todo que tratar de hacerlo por la puerta correcta y no por la ventana o la puerta trasera. Lo digo porque los países que hasta ahora lo han intentado o bien han acabado asumiendo nuevas variantes de ese mismo sistema, o bien, restaurando diversos rasgos de sociedades precapitalistas.
Considero asimismo que para que encontremos esa puerta, tan importante es que critiquemos el capitalismo actual —en un sentido, digamos, kantiano, a saber: examinando sus «capacidades» y sus «limitaciones,» los «límites de su capacidad»— como que consideremos con la mayor objetividad posible la experiencia del llamado «socialismo real,» y también los posibles «brotes de futuro» que podamos encontrar en los nuevos modos de convivencia humana que ensayan hoy diversas comunidades de personas dentro de las fronteras de los países capitalistas.
Ahora bien, una puerta es algo material y tangible: una vez que la vemos, con la llave adecuada podemos abrirla y, luego, atravesar el umbral. Sin embargo, en la historia siempre sucede que el umbral último, el del cambio definitivo, es un «umbral sin puerta.» No hay absolutamente nada que te impida el paso, pero «prueba a pasar del otro lado.» El mismo obstáculo que impide a la humanidad transitar de la prehistoria a la historia, es el que impide al individuo alcanzar su mayoridad.* Obstáculo inexpugnable, irreducible, testarudo, en el que no hay ni un átomo de sustancia tangible…
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*Mayoridad: Para Kant, la mayoría de edad (die Mündigkeit) es la capacidad que tiene la persona de valerse por sí misma de su propia razón. «La pereza y la cobardía: he aquí las causas de que una parte tan grande de las personas a las que la naturaleza hace ya tiempo ha liberado de una dirección ajena, de todos modos se mantengan gustosamente y por toda la vida en su minoridad; y es por esas mismas causas que otros, de manera tan fácil, se atribuyen el derecho a ser sus tutores. ¡Pues es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, si tengo un guía espiritual (einen Psychologen) cuya conciencia moral (das Gewissen) puede sustituir la mía, y un médico que me prescribe un determinado modo de vida, etc., entonces no tengo por qué esforzarme. No tengo necesidad de pensar por mí mismo cuando me basta simplemente con pagar.» (Fragmento de Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung? [Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la ilustración?] -1784.)
(Imagen tomada de Wikipedia)
Inmanuel Kant (1724-1804): Filósofo alemán de la Ilustración.