lunes, 31 de agosto de 2015

El umbral

Qué hermoso sería el mundo si cada quien pudiera dedicarse a trabajar en lo que elige y ama. Yo tengo ese privilegio, pero aun así, como usted bien dice, no soy libre. Estoy atada a un sistema que no elegí y que no comprendo. Un sistema que convierte mi pasión en mercancía. Ahora, yo me pregunto…, ¿se puede salir de eso? Y si es así, ¿cuál es la alternativa? 
(Frag. de uno de los comentarios de Alada a nuestro artículo anterior.)

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El que ha meditado alguna vez, sabe que tan importante como «perseguir» es «dejar ir» y que para buscar la verdad hace falta tanto la pasión como la indiferencia, porque hay senderos que sólo se muestran cuando desistimos de su búsqueda. Lo cual no quiere decir que esta no sea necesaria. Lo es, pero no suficiente. Al final, lo que ansiábamos termina por aparecer cuando andamos ya tras el rastro de otra cosa. Así que quizás sea mejor para el filósofo engañar a la verdad aparentando que no es de ella de quien está enamorado. Y acaso no haya verdad más recelosa que la histórica.
De todos modos, en un encuentro entre amigos lo más importante es siempre el intercambio mismo, y todo lo demás, hasta la propia verdad, es un simple medio para la interacción comunicacional, de manera que si hay un evento humano en el que la verdad no tiene que cohibirse de participar ocasionalmente es en una conversación amistosa…
Sea lo que sea, te expongo mi opinión personal sobre lo que me preguntas.
Creo que para que salgamos realmente del capitalismo tenemos ante todo que tratar de hacerlo por la puerta correcta y no por la ventana o la puerta trasera. Lo digo porque los países que hasta ahora lo han intentado o bien han acabado asumiendo nuevas variantes de ese mismo sistema, o bien, restaurando diversos rasgos de sociedades precapitalistas.
Considero asimismo que para que encontremos esa puerta, tan importante es que critiquemos el capitalismo actual —en un sentido, digamos, kantiano, a saber: examinando sus «capacidades» y sus «limitaciones,» los «límites de su capacidad»— como que consideremos con la mayor objetividad posible la experiencia del llamado «socialismo real,» y también los posibles «brotes de futuro» que podamos encontrar en los nuevos modos de convivencia humana que ensayan hoy diversas comunidades de personas dentro de las fronteras de los países capitalistas.
Ahora bien, una puerta es algo material y tangible: una vez que la vemos, con la llave adecuada podemos abrirla y, luego, atravesar el umbral. Sin embargo, en la historia siempre sucede que el umbral último, el del cambio definitivo, es un «umbral sin puerta.» No hay absolutamente nada que te impida el paso, pero «prueba a pasar del otro lado.» El mismo obstáculo que impide a la humanidad transitar de la prehistoria a la historia, es el que impide al individuo alcanzar su mayoridad.* Obstáculo inexpugnable, irreducible, testarudo, en el que no hay ni un átomo de sustancia tangible…

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*Mayoridad: Para Kant, la mayoría de edad (die Mündigkeit) es la capacidad que tiene la persona de valerse por sí misma de su propia razón. «La pereza y la cobardía: he aquí las causas de que una parte tan grande de las personas a las que la naturaleza hace ya tiempo ha liberado de una dirección ajena, de todos modos se mantengan gustosamente y por toda la vida en su minoridad; y es por esas mismas causas que otros, de manera tan fácil, se atribuyen el derecho a ser sus tutores. ¡Pues es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, si tengo un guía espiritual (einen Psychologen) cuya conciencia moral (das Gewissen) puede sustituir la mía, y un médico que me prescribe un determinado modo de vida, etc., entonces no tengo por qué esforzarme. No tengo necesidad de pensar por mí mismo cuando me basta simplemente con pagar.» (Fragmento de Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung? [Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la ilustración?] -1784.)


Inmanuel Kant (1724-1804): Filósofo alemán de la Ilustración.
(Imagen tomada de Wikipedia)

2 comentarios:

  1. Recuerdo haber leído ese texto de Kant en la universidad (yo estudié historia). Recuerdo también haber hablado mucho sobre la mayoría de edad y la minoría de edad leyendo a Rousseau, Hobbes y otros. Siempre me resultó inquietante pensar que parece haber siempre alguien por encima nuestro decidiendo por nosotros. Y no hablo de un Ser Superior ya que yo aún no he encontrado la fe suficiente para creer en eso. También me llamaba la atención ir viendo como la minoría de edad cambiaba de grupo humano según las épocas y lugares. Siempre hay alguien mayor que sabe lo que a los menores les conviene. Todos hemos sido menores de edad en algún momento: los latinos, los nativos americanos, las mujeres. Lo cual me lleva a pensar que la gran palabra que hay que comprender no es Capitalismo, sino Desigualdad. Porque como bien expresás, en los países donde quisieron probar recetas nuevas también se cayó en injusticias flagrantes. Las teorías a veces se ven tan lindas en los libros pero son tan difícilmente aplicables en la vida real....me dejo de divagar, tus textos me mueven muchas cosas, no tengo los conocimientos para debatirte como me gustaría, pero seguí escribiendo que te leo atentamente. Buen domingo!

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  2. Justo de eso se trata: de que a uno le “resulte inquietante pensar” y se sienta motivado a hacerlo por sí mismo. Y creo que ese es un buen punto para que empieces tu propia indagación: “la gran palabra que hay que comprender no es Capitalismo, sino Desigualdad.” Muchísimas gracias. A.A.

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